jueves, 29 de enero de 2009

Realismo, optimismo, triunfalismo

En estas fechas cada país tiene su particular forma de afrontar la crisis. En España se habló durante meses de "desaceleración" cuando la situación era ya penosa. En Japón, un país obsesivo con la información económica, las estadísticas y las mediciones, es la comidilla de todos los días. En México a la Secretaría de Hacienda le dio por hablar de "crecimiento cero" hasta que el gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz, ha destapado la caja de los truenos: el país decrecerá entre -0,8 y -1,8 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB). Un emergente más en la lista de los descendentes...

Parece que el ánimo negativo ha llegado para quedarse, siento optimistas sólo unos meses. Hay lecturas triunfalistas, otras optimistas por deformación profesional en el caso de los políticos, decía esta semana Felipe González, o realistas. Lo que es una certeza es que el problema aleja cada vez más a los personajes del poder de los demás, a los que tienen de los que viven al día, a los que cobramos en monedas de tercera de los primermundistas...

martes, 20 de enero de 2009

Obama: "América debe acompañar una nueva era de paz"

Barack Obama dejó hoy de ser un político del pueblo para convertirse en un gobernante. Se convirtió en el primer hombre de raza negra en asumir el poder en Estados Unidos y volvió a encantar a millones con sus palabras (http://www.nytimes.com/2009/01/20/us/politics/20text-obama.html). Marcó distancias en su primer acto político como Presidente con frases tan contundentes como ésta: "Rechazamos como falsa la elección entre nuestra seguridad y nuestros ideales".

Es una figura singular, admirable en el modo en que alcanzó la presidencia de su país y en cómo quiere organizarse desde ella. No ha tardado en dejar claro que el pasado quedó definitivamente atrás, con errores graves, que atribuye a su antecesor, desde hoy parte de la historia.
"Empezaremos a dejarle Irak a su pueblo con responsabilidad y a forjar en Afganistán una paz ganada con mucho sacrificio", dijo a propósito de las guerras que libra su país. Combatirá el terrorismo pero no a cañonazos sino con inteligencia.

Desde el primer minuto ha reiterado lo que ya hizo en campaña, que en Estados Unidos valen las diferencias, que el juego social auténtico es saber conciliar y convivir: "Somos una nación de cristianos y musulmanes, judíos, hindúes y no creyentes. Nos ha formado cada lengua y cada cultura, llegados de cada rincón de esta Tierra", ha dicho a propósito de las diferencias de fe.

Uno de los evidentes contrapuntos es el del multilateralismo: "Los Estados Unidos de América deben jugar su rol acompañando a una nueva era de paz", ha señalado Obama. Sin olvidarse de África, quizás una de las apuestas de política exterior que van a estar entre las debilidades del político, recordó que a EE.UU. le interesa cambién luchar por los marginados más allá de sus fronteras. "A la gente de los países pobres, os prometemos trabajar a vuestro lado para que vuestras granjas florezcan, y que fluyan las limpias aguas; para nutrir a quienes mueren de hambre y para alimentar sus mentes (...) El mundo ha cambiado y debemos cambiar con él":

Finalmente me llamó la atención algo que no es muy común en el mundo del vértigo en que vivimos. Empresas, líderes y algunos que se dicen visionarios rechazan la experiencia y apuestan únicamente por lo nuevo. Cambiar es destruir lo que existe, no sumar, dialogar, edificar sobre lo que existe sino arrasar primero, denostar después, y más tarde introducir un pensamiento vulgar pero que tiende a ser único. Jerarquías y autoridad. Nunca entendí ese lenguaje y esa forma de actuar.

El nuevo presidente de EE.UU., con todo y su fundamental apuesta por el cambio y la manera de hacer política, declara que hay valores irrenunciables para los suyos: "Nuestros retos pueden ser nuevos, los instrumentos con los que les hagamos frente también, pero esos valores de los cuales depende nustro éxito, honestidad, trabajo duro, coraje y juego limpio, tolerancia y curiosidad, lealtad y patriotismo, esto es viejo. Estas cosas son auténticas. Ellas han sido la silenciosa fuerza del progreso a través de nuestra historia", apuntó. Admirable declaración de intenciones para un primer momento en la Casa Blanca.

La radicalización

El pasado 17 de enero la organización mexicana Serapaz y la Red Iberoamericana de Periodistas por la Libertad de Expresión y los Derechos Humanos (RIPLEDH) organizaron un encuentro entre ONG y periodistas al que con gusto fui invitado. Hablamos del modo en que los representantes de la sociedad civil podrían tener una relación más cercana con los medios e identificamos algunas estrategias. Una de las críticas que los periodistas presentes tuvimos que escuchar fue la de que los medios sólo responden al llamado de las ONG cuando hay actos o momentos de "radicalización": manifestaciones callejeras, actos de protesta masivos y viscerales, momentos en que el último recurso es la violencia.

Aceptamos que a los medios de comunicación les mueven las situaciones radicales -tomas de calles, quemas de autos, cierres de paseos y avenidas- pero alerté a los presentes de que distintas sociedades tienen niveles de tolerancia diversos. Mientras en México cualquier motivo justifica una protesta callejera que desquicie el tráfico, en países como Japón lo normal es que quienes protestan lo hagan por un solo carril, sin perturbar el tráfico. Ir más allá representa un descrédito, una acción de excesiva radicalidad en la violencia ejercida contra otros...

Muchos de los presentes reconocieron que había excesos en llevar las cosas al extremo pero se preguntaban cómo se puede actuar cuando las autoridades del tipo que sean llevan a la gente al extremo. Les pedí un esfuerzo por buscar nuevas maneras de expresar su inconformismo, por modos más inteligentes de comunicar que simplemente acercarse a la postura radical, la que vende ante los medios pero al mismo tiempo la deforme, la que excluye y exacerba, la que hace de la violencia un fin en sí mismo.

La única familia (VI Encuentro Mundial de las Familias)

Hace pocos días, se celebró en México el VI Encuentro Mundial de las Familias, promovido por la Iglesia católica. Fue una reunión de obispos, cardenales, fieles, celebrada en el este de la capital mexicana. Unas 10.000 personas asistieron a escuchar una idea que fundamental en torno a la familia, que ésta la constituyen mujer, varón y sus hijos. No hay vuelta de hoja, no hubo voluntad de ir más allá, ni voces que plantearan otros modelos, otros grupos, otras formas de organizarnos en sociedad...

Honestamente, me sorprendió la mínima voluntad católica por pensar en el mundo de hoy, por abrir los ojos y ver que hay mucho más en una sociedad que esa unidad mínima de convivencia reducida a eso. Palabras duras se escucharon contra los homosexuales ("La homosexualidad no es un componente necesario de la sociedad, como lo es la familia", señaló el Pontificio Consejo para la Familia, PCF)), contra las familias disfuncionales, contra quienes se casan y no resisten el peso de sus diferencias. También se atacó a quienes pretenden legislar sobre la cuestión: "La relación entr dos personas del mismo sexo no es equivalente a una relación de pareja que se basa en la diferencia sexual. Estas dos situaciones dependen de estructuras que no son de la misma naturaleza. La relación homosexual no entra en este campo social. Es, por lo tanto, una cuestión privada", añadió el PCF.

Los parlamentarios que apoyan estas tesis viven en el "error antropológico" cuando quieren "organizar socialmente la homosexualidad": "La familia es un bien común de la humanidad que no se encuentra a la libre disposición del legislador para responder a las reivindicaciones subjetivas y problemáticas de la época actual", apuntaron.

No es cuestión de reinventar la sociedad sino de abrirla, ampliarla, abarcar e incluir a todos en ella, sin excluir como suele hacer esa jerarquía católica a los diferentes, a los que piensan o sienten distinto, a los que no ven el ser padres como un fin en sí mismo, a los que quieren ser parte de una comunidad, de la sociedad, sin ser marginados por ella.

Eché de menos eso, sobre todo, amén de más coordinación y cercanía de los cardenales presentes a la prensa, a quienes tratábamos de ir más allá del credo bien conocido. Predominaron los medios católicos pero faltó la voluntad de diálogo por repensar y reconocer que la familia tradicional no es la única que existe.

miércoles, 7 de enero de 2009

Periodistas de México en la mira

El 7 de abril de 2008 las periodistas de una radio comunitaria mexicana Felicitas Martínez y Teresa Bautista Flores fueron asesinadas por desconocidos. Eran indígenas triquis de una pequeña radio del estado. El suceso ocurrió en Putla de Guerrero y las autoridades mexicanas han descartado que la acción fuera específicamente contra ellas por ser periodistas. El 6 de enero de este año las instalaciones de Televisa Monterrey fueron atacadas con una granada y una ráfaga de disparos. “Esta noche todos, los que trabajamos en Televisa condenamos el atentado, el acto de violencia, la intimidación, el intento de acallarnos, de acallar la libertad de expresión, que no es de los periodistas sino de todos los mexicanos”, señaló el periodista Joaquín López Dóriga en el noticiero estrella de la cadena.

Un grupo de encapuchados, presumiblemente del crimen organizado, dejó un mensaje alertando de que la acción era "un aviso" a la televisora aparentemente por informar nada más de algunas acciones de los cárteles de la droga, no de las de un grupo rival. La Fiscalía federal ha tomado el caso y la empresa les urge a que lo resuelvan: "Para las autoridades hacemos el llamado, el emplazamiento, la exigencia a que investiguen, aclaren, detengan y castiguen a los responsables del atentado de un México que no queremos así”, agregó.

Son dos ejemplos de que a cualquier comunicador incisivo que aborde temas de narcotráfico y crimen organizado le puede pasar algo en este país. En 2008 hubo más de 5.600 muertos, algunos de ellos periodistas. Armando Rodríguez Carreón, de El Diario de Ciudad Juárez, fue acribillado a las puertas de su casa. Algunos, como el titular de la Fiscalía Especial de Delitos cometidos contra Periodistas, Octavio Orellana Wiarco, parecen tener puesta una venda ante los ojos. En diciembre pasado, en una vergonzosa rueda de prensa por la ausencia de datos y precisiones, minimizó los ataques contra periodistas en México. Dijo que la mayor parte de aquellos en los que los comunicadores estaban involucrados no guardaban relación con el ejercicio del periodismo. El funcionario se mostró demasiado errático en sus respuesta y más reservado de lo necesario ante un problema vivo y latente.

Reporteros Sin Fronteras (RSF), el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ) y la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) rechazan la lectura de los hechos y mantienen a México como uno de los países más peligrosos para los informadores en América Latina y el mundo. Es tiempo para una reacción desde lo más alto del Gobierno, no con palabras sino con hechos ciertos.

lunes, 5 de enero de 2009

Rosa María Calaf: "Se avecina un detrimento de la calidad periodística"

Conocí a Rosa María Calaf poco después de su llegada a Asia. Estaba de viaje en Tokio y coincidimos en una cena. Dominó la conversación por su curiosidad con todo lo que había en Japón. Era uno de sus primeros viajes a un país cuadriculado, en las antípodas del estilo de trabajo arrojado y ambicioso de Rosa. Pero se plantó donde hizo falta, sacó tres o cuatro historias y regresó a Hong Kong.
Varias veces más nos hemos visto en Japón y en 2007 coincidimos en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL). Hubo tiempo para un café y para compartir el mal momento que se avecinaba por el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) en ciernes.

Rosa tiene razón, correrla es parte de ese proceso por "eliminar la memoria de la empresa". Los medios públicos españoles tienen sus taras, como los de todo el mundo, pero deben seguir siendo públicos y añadirle a eso altos estándares de calidad. En países como México eso no existe y es una grave carencia para sociedades democráticas emergentes, como esta, privatizadas hasta en lo imposible.

Calaf advierte a los que vivimos del periodismo que "se avecina un detrimento de la calidad porque no le pueden exigir a los que trabajan en pésimas condiciones capacidad de reflexión, de preparación, de estudio..." (entrevista con Virginia Ródenas, ABC 29 de diciembre de 2008, pg. 48). La reflexión forma parte de otra: "Cuando la noticia se convierte en mercancía que tiene que ver con la cuenta de resultados lo que importan son los beneficios, no la verdad". Raro es el medio de comunicación que no ha absorbido la lógica del beneficio por encima de los principios esenciales de la profesión. Lo dicho, malos tiempos se avecinan...

Peores sin la Calaf. Dice que el periodista es "un intermediario entre la realidad y la sociedad", pero a menudo vamos de protagonistas. La obligación del periodista sigue siendo la de "formar una opinión pública sana", capaz de contrastar ideas y tomar decisiones. La ex corresponsal de TVE en medio mundo teme que se afiance la idea de que la información es una mercancía más, que es mejor tener consumidores que ciudadanos. Hace unos meses en México se logró un trato especial para el libro como objeto de cultura, cuando las lumbreras en la Secretaría de Hacienda lo equiparaban con un zapato. ¿Será que insistimos en preferir una sociedad sin cultura...?