lunes, 30 de marzo de 2009

Haruki Murakami: "Sputnik, mi amor" o la insoportable soledad japonesa

Viví unos años en Japón rodeado de gente pero a ratos muy solo. Es un país duro en principio donde es fácil aislarse. Personas que no funcionarían en otros contextos, extranjeros sobre todo, allí pueden encontrar acomodo y sentirse a gusto, desarrollar un negocio, encontrar un círculo cercano cálido y desarrollarse, ser felices seguramente.

Cuando el que mira es un japonés la situación es distinta. El extranjero observa todo por contraste con su mundo, occidental, oriental, el que sea... La raza pesa bastante y "ser japonés" es muy distinto a ser un "gaijin", el que viene de fuera, el que mira con ojos diferentes, valores diversos, crítico, a menudo una vista superficial, magnificada por los estereotipos, las ideas-fuerza que existen sobre una sociedad tremendamente dinámica y cálida en muchas ocasiones si uno se da el tiempo de conocerla.

"Sputnik, mi amor" me ha recordado mucho a los años allí vividos porque contiene los elementos de lucha de japoneses y extranjeros en aquel país. Sumire es una inadaptada, una incomprendida, una mujer incapaz de amar o sin grandes pretensiones de ser amada. A su alrededor en Kichijoji viven millones de seres que no se le parecen pero son como ella: japoneses. Se ha perdido, no busca nada más que escribir, que encontrarse a sí misma en la escritura, su pasión, su dolor al no conseguir plasmar su mundo en el papel, en la pantalla de la computadora que lleva consigo.

Conoce a Myu, un ser incubado en el mismo Japón que ella pero aislado. Vive en Tokio, está casada y trabaja con negocios en el extranjero. Sin embargo encierra un secreto que no deja que nadie vea, ni siquiera esa Sumire joven y dispuesta a arriesgarlo todo por el amor de otra mujer...

Silencios, los silencios dan el tono de las relaciones en Japón. Palabras no dichas nunca que se quedan en el aire, como la lengua que evoca y connota, más que describir y denotar. Los protagonistas se cuelgan de sentimientos aislados, de infelicidad, de ansias por ser queridos y a la vez, de ser aceptados. No es fácil, el día a día es trepidante y lo más normal es que sentimientos, emociones, verdades como puños, sentidas desde lo más hondo del corazón, se queden suspendidas en algún punto del firmamento, como satélites, sin ser dichas jamás...

martes, 17 de marzo de 2009

La mala imagen

Preocupante. De otra manera no se pueden interpretar las palabras que en las últimas semanas han pronunciado el presidente de México, Felipe Calderón, y varios altos funcionarios de su Gobierno sobre la imagen de su país en el mundo. La primera en hacerlo fue la subsecretaria de Relaciones Exteriores, Lourdes Aranda, quien el 26 de enero, antes de que Calderón viajara al Foro de Davos, decía que el presidente iba a mostrar la "imagen real" de México.

Posteriormente, el 2 de marzo, fue el fiscal general de México, Eduardo Medina Mora, quien arremetió contra los informadores: "Los criminales organizados usan técnicas de comunicación para acrecentar el efecto de sus actos de intimidación (...) no es sólo la violencia que desplegan, sino la manera en la que lo hacen, precisamente porque saben que esa violencia y esa manera de desarrollarla será recogida por los medios y en ese sentido potenciará su efecto intimidatorio".
Agregaba en el mismo discurso más adelante. "Normar la libertad de expresión desde el gobierno daría lugar a muchos más peligros que beneficios. Estoy convencido de que son los propios medios los que deben autorregularse mirando por los más altos intereses de la sociedad a la que pertenecen y a la que sirven (...) En el combate contra el enemigo común, la ciudadanía necesita información completa y equilibrada, que presente fallas y debilidades, pero también fortalezas y resultados. Si bien la critica al trabajo del gobierno es fundamental para afinar estrategias y asegurar los resultados, es preciso, ante todo, que asumamos la existencia de un enemigo común al que combatimos de manera conjunta".

Finalmente ha sido el propio presidente Calderón quien el pasado 12 de marzo se ha mostrado inconforme con la imagen de México en el mundo, denunciado una campaña contra su país y pedido que cesen los ataques parciales después de la inclusión de la revista Forbes de Joaquín "El Chapo" Guzmán como el personaje en el puesto 701 de los más ricos del mundo: "Mi primer punto es, primero, lamentar profundamente que se haya escalado una campaña que parece que es una campaña contra México. Que la opinión pública, y ahora hasta las revistas, no sólo se dedican a atacar, a mentir sobre la situación de México, sino a exaltar a los criminales.
En lo que México lo consideramos, incluso, un delito, que es apología del delito. No me detengo en los detalles, quizá ustedes los conocen. Pero, evidentemente, eso ni nos arredra a nosotros ni modifica un ápice nuestra firme determinación de fortalecer el Estado de Derecho en México, de garantizar a cada mexicana y a cada mexicano su seguridad, y en eso estamos empeñados".
"Y si podemos observar, precisamente, este fenómeno veremos que la imagen que se ha transmitido de México es que si hay 6.500 muertes en México el año pasado, se genera la idea de que los ciudadanos mexicanos se están desplomando, abatidos por el crimen en las calles de esta ciudad o cualquier otra. Y eso no es así, y ustedes lo podrán constatar, además, en su estancia en México", agregó el mandatario.

Sus palabras trascendieron después de que el director de Inteligencia de EEUU, Dennis Blair, asegurase que debido a la corrupción generada por el narcotráfico el Gobierno de México había perdido el control de algunas "partes de su territorio", lo que rechazó con rotundidad el Gobierno.

Mi lectura de los hechos es que el Gobierno ha comenzado, él sí, una campaña en los medios para satanizar y criticar determinadas informaciones que considera negativas para la imagen del país. Donde muchos medios ven y relatan hechos crudos, el Ejecutivo mexicano ve una campaña en su contra. Difícil rebatir a quien cierra filas de esta manera y trata de desacreditar voces plurales. Cierto que Forbes ha sido criticada por no revelar los métodos de cálculo y más detalles sobre la fortuna de "El Chapo", pero de ahí a sostener que hay una campaña en contra de México hay un abismo. ¿Quién la orquesta, con qué propósito, a qué fines obedece? Esas son las respuestas que debería ofrecer un Gobierno mexicano muy duro con el mensajero, una vez más, injustamente tratado.

Barack Obama: "Dreams from my father"

En 1995 hacía su aparición un libro escrito por el entonces senador demócrata Barack Obama. "Los sueños de mi padre" era un relato más, de tono autobiográfico, sobre las inquietudes de un joven senador de origen africano que se preguntaba en voz alta qué pasaba en su país. Catorce años después ese personaje real ocupa la Casa Blanca convertido en el primer presidente negro de Estados Unidos.

Una amiga estadounidense me regaló el libro, que le había impresionado cuando lo leyó por vez primera después de descubrir a una figura emergente de los demócratas en la Convención celebrada por en Boston (2004) por su partido.

En los últimos dos meses me he dedicado a leer los sueños de Obama. Su padre, a quien trató muy poco pero quien siempre estuvo presente en su imaginación y en sus sueños, es el personaje principal de la historia. Muchas de las inquietudes del hoy presidente de EEUU surgieron de la ausencia de aquel padre africano que moriría trágicamente en un accidente de tráfico. Pero el libro no se detiene ahí. Relata con enorme riqueza de experiencias y sentimientos cómo el hijo de un padre africano y una madre de Kansas descubre quién es, cuál es su verdadera identidad más allá del sentdo histórico de su raza, de su particular vivencia entre Hawaii, Indonesia, Los Ángeles, Nueva York y Chicago. A menudo es difícil trascender qué o quién es uno y llegar a las raíces. Creo que el hoy presidente de EEUU lo logró con un libro sincero y cargado de emociones que aún parece no haber perdido. Una muy recomendable lectura para entender y conocer al presidente de EEUU.

martes, 3 de marzo de 2009

El obispo de Ciudad Juárez apuesta por recuperar a la generación "perdida" que atenta contra la sociedad

En los últimos días el norteño estado mexicano de Chihuahua ha sido centro de atención mundial debido a la violencia. El Gobierno ha desplegado allí a soldados y policías federales para tratar de recuperar el orden. El mensaje que envían es de firmeza y de máxima exigencia militar. Pasan de 7.000 los soldados desplegados en una población que pasa por ser la más violenta del mundo en estos momentos, con 132 asesinatos por cada 100.000 habitantes el pasado año.

El obispo de la mexicana Ciudad Juárez, Renato Ascencio León, considera que para recuperar la tranquilidad en Chihuahua hay que tratar de que quienes ejercen la violencia "se den cuenta de que son miembros de una sociedad que debe vivir en paz". Un discurso alejado del de la firmeza y contundencia del Estado que promueve Felipe Calderón. En entrevista señala que en la localidad se descuidó la educación de una "generación" que "se nos ha perdido", la misma que "en estos momentos está amenazando a la sociedad misma".

Para el jerarca católico "son muchas las personas que han muerto y que lo han hecho sin una razón de ser" en los últimos meses, más de 1.600 el año pasado en Juárez, y cientos más en distintos puntos del estado. "Aquí en Juárez yo creo que de una manera muy especial, por las necesidades tan fuertes que tienen las familias, muchas que han emigrado de otros lugares, se abocan al trabajo descuidando la formación de los hijos", explica.

En esa coyuntura los seis obispos de Chihuahua suscribieron y publicaron esta semana un mensaje de Cuaresma conjunto por la paz y la esperanza en el estado.
"Pensamos que ante estos tiempos difíciles que nosotros estamos viviendo (...) era conveniente que la voz como pastores, unánime, y (decir) que todos estamos en la misma línea de exhortar para que vuelva la paz y la tranquilidad a esta, nuestra región", dijo León. En el mensaje también se hace un llamado a las personas ligadas a los cárteles de la droga "para que se dejen reconciliar con Dios" y abandonen la violencia. León es un convencido de que esa vía también tiene cabida en el difícil momento que se vive en México. "Yo creo que ellos mismos (los criminales) tienen que darse cuenta de que son miembros de una sociedad y que la sociedad como tal los está rechazando, no los quiere", señala.

Sobre la intensa presencia de militares y policías federales en las calles de la Ciudad Juárez, que ha aumentado en los últimos días, espera que haga reaccionar a los violentos. El obispo cree que el despliegue "ha, por lo menos, hecho pensar a quienes están cometiendo estos crímenes que es necesario bajar esta ola de criminalidad", lo que se ha reflejado en una sensible disminución de los crímenes que sucedían a diario desde hace meses.
Finalmente a los juarenses les pidió mantenerse unidos a sus autoridades y como ciudadanos, "defendiéndonos en esta hora crítica, especial, que está viviendo nuestra sociedad".
También llamó a "confiar mucho en la protección de Dios" y seguir rezando "una oración por la paz" como cada mediodía hacen desde hace meses los fieles "en las familias, iglesias, colegios, en todos los lugares donde es posible" en Ciudad Juárez. "Yo creo que hay que pedir al Señor, que es el Príncipe de la Paz, que Él nos proteja. Nosotros vivimos en gran medida confiando en el Señor y nuestras fuerza, nuestras armas, son precisamente las espirituales", concluyó.
Un problema de difícil solución y respuesta en el que el análisis de la Iglesia católica representa en sí mismo un contrapunto del de las autoridades del país.