jueves, 22 de abril de 2010

Pacheco, acosado

El enorme poeta y mejor persona, José Emilio Pacheco, genera cierta lástima estos días. Un país que le desconocía hace poco, España, le ha premiado con su más alta presea, el Premio Cervantes de Literatura 2009, el Nobel de Literatura en lengua española, para muchos. Pacheco dijo que no se lo creía cuando lo ganó, y siento que lo dice de corazón. Es un poeta que habla siempre de corazón, como si lo tuviera en la mano y lo mostrara en cada verso o en cada palabra.

Tengo la impresión de que estos días de agasajos y halagos vemos a otro Pacheco, un hombre adulado a pesar de su modestia y su intranquilidad ante un micrófono, una pregunta que no se refiera a la lírica, o una requisición que, por ejemplo, se le haga sobre la violencia que existe en México.

El poeta es ante todo poeta, parece repetir una y otra vez a quienes le insistimos desde los medios como energúmenos insaciables. Pacheco es un poeta de pies a cabeza que se debe a sus amigos, como Carlos Monsiváis, y a la poesía. No tiene más patria que la poesía, ejerce de lo que es y no trata de engañarnos con frases para la posteridad ni con vanagloria. Este blog surgió buscando rescatar voces, anécdotas, momentos no demasiado mediáticos, escondidos, que pueden pasar desapercibidos en medio del espectáculo mediático, sea ante temas sociales o ante los literarios. Aquí tenemos una voz poética viva y enérgica. Me encantaría que quienes la escuchan se dejen prender por ella, no por el fasto y la espectacularidad del evento de la premiación, sino más bien por la voz humilde, solitaria y magistral de un poeta auténtico...

martes, 13 de abril de 2010

School days

El poeta aleman Rainer María Rilke (1875-1926) decía que la única patria común que tiene el ser humano es la infancia pero en eso, como en otros muchos aspectos de la vida, hay niveles y clases. Este día la pequeña reina de mi casa fue por primera vez a la escuela y lloró. Técnicamente ha terminado el paraíso de su infancia al borde de los dos años. Se puede ver como una pérdida o como el comienzo, el primer pasito animoso, hacia formar su personalidad individual. No creo en el individualismo a ultranza pero este movimiento hacia la libertad, la madurez, la unidad, entendida como la suma de obra y pensamiento de cada uno, es decisivo...

Sonali no lloró mucho, apenas sintió extrañeza en el lugar extraño donde permaneció un ratito, su primera escuela, y tuvo suficientes recursos como para hacerse un pequeño hueco individual y estar con sus iguales, niños y niñas de su edad. Es un gran avance, una tremenda suerte que algún día podrá conocer tal y como se lo cuenten su madre o su abuela, como un pequeño triunfo, un milagro para una personita tan pequeña a la que le queda tanto por descubrir...