viernes, 12 de diciembre de 2008

Lobo Antunes, chateando...

Tiene 66 años y una vida escribiendo. Era médico pero una guerra de descolonización en la que participó a los veintitantos le transformó. Fue la estrella de la XXII Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), cita anual imprescindible para tomar el pulso al mundo de las letras en América Latina. Y allí esta Lobo...

Le tocó dar el discurso inaugural, estar con 1.000 jóvenes (http://www.fil.com.mx/prensa/pren_mbol.asp?id=762), uno de los eventos más ricos y sinceros para los autores, y explicar buena parte de los modos que le han servido para esculpir su obra. Dijo que "un verdadero escritor es un hombre que anda entre la basura procurando cosas que otros no quieren”, y que tuvo miedo de dejar su profesión de médico para dedicarse con cuerpo y alma a las letras.

Siempre, en los años que he pasado por Guadalajara, me di cuenta de que por obra y gracia de la FIL hasta los escritores más rocosos y celosos comparten generosamente algunas de las maneras que tienen de enfrentarse a la literatura... La cercanía con el lector es esencial, el alma quizás de lo que ocurre en Guadalajara.

Este año, alejado de las cámaras y de los reflectores, un Lobo Antunes generoso, entregado al estilo de la FIL, dedicó un rato a chatear. Parecería un rato menor, un momento de poca monta en medio de un circo de emociones y espectáculo pero, quien lo vio, cuenta que posiblemente fue la primera vez que lo hizo.

Con las precauciones del primerizo señalaba qué pregunta quería contestar y lo hacía, delante de la computadora. Dosificó sus respuestas, fue selectivo pero generoso al mismo tiempo. Escribió como un principiante otra vez, como el autor que hasta los 37 no publicaba nada y que, a golpe de paciencia, orgullo y soledad, terminó describiendo los dramas del ser humano.

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