viernes, 17 de febrero de 2012

La mala cara de Catherine Ashton

Hace unos días visitó México la Alta Representante para Asuntos Exteriores de la Unión Europea, la británica Catherine Ashton. El 10 de febrero pasado estaba invitada a la más antigua de las universidades latinoamericanas, la Nacional Autónoma de México (UNAM), y fue recibida por el decano de la Facultad de Ciencias Políticas.

Ashton iba a dar una conferencia con un título convencional: "El papel de la UE en el mundo". Se había llenado el auditorio del Museo de Arte Contemporáneo Universitario (MUAC) de gente y de prensa, que la siguió durante los tres días de su visita. Expectantes, Ashton tardo algo en aparecer. Pero minutos antes de hacerlo sus adláteres, varios funcionarios procedentes de Bruselas, trajeados, serios, empezaron a mirar con desconfianza a la bulliciosa grada. Comenzaron a apuntar con el dedo, como no se hace en casa ajena, menos siendo uno el invitado. Poco antes de aparecer la representante de la UE se pidió a la prensa abandonar la sala. La orden se matizó: "Tendrán cinco minutos para hacer su trabajo. Después, fuera".

La situación era embarazosa para el personal de la UNAM, para todos menos para el decano de Ciencias Políticas, Fernando Pérez Correa, quien no le puso peros a los funcionarios europeos. Lo increíble se consumó. Ashton comenzó a hablar, trató de hacerse la simpática y tardó diez minutos en callarse, sin lograrlo. Hablaba de derechos humanos, de lo importante que es la UE, y del respeto a sus socios. De repente se hizo el silencio, se sentó y se calló. Los periodistas desalojamos en poco tiempo el auditorio, los estudiantes no chistaron, no protestaron... Un insulto europeo.

El resto de la ponencia, las preguntas y respuestas, casi no se escucharon por el sistema de audio instalado fuera de salón. La charla fue intrascendente y al día siguiente las crónicas no hablaron de las excelencias europeas sino de la situación tan desafortunada, ofensiva, que se vivió en la UNAM. Un triste y lamentable espectáculo, una lección de falta de diplomacia y modales. Todo un despropósito.

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