jueves, 11 de octubre de 2012

Javier Sicilia, Max Weber y la "guerra" de Felipe Calderón

El poeta mexicano Javier Sicilia se apartó hace varias semanas de la vida pública mexicana. Ha tomado un receso la voz más firme del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD) pero no se ha desligado de la organización y esta semana, con varias actividades, no quiso dejar pasar la efeméride de constitución de esa plataforma y nos ha regalado un artículo muy pertinente desde el punto de vista de los derechos humanos.

Lo acaba de publicar el semanario "Proceso" (Núm 1875 ) y es un lúcido artículo crítico sobre la "guerra" contra el narcotráfico del presidente Felipe Calderón. Muy recomendable lectura.

En "Notas sobre la tragedia de Calderón y el MPJD (un año y medio después)" (pg. 58-60) Sicilia describe el poema épico de "La Ilíada" y señala algo relevante: dice que la fuente de toda tragedia es la desmesura y que en México con la "guerra" de Calderón lo que tenemos es una gran tragedia. Si antaño los griegos que estaban en la guerra aspiraban a "ser como dioses", como sucedió con el Aquiles en la Guerra de Troya, en el México de hoy lo que tenemos es una enorme tragedia absurda.

Denuncia que "las fuerzas ciegas del crimen y del Estado" se mueven ambas "en el territorio de la ambición y de la administración de la vida humana" lo que ha cosificado a las víctimas mexicanas de la violencia. Ambos bandos "rompieron cualquier esperanza de resistencia, de justicia y de paz, produciendo una parálisis moral de la sociedad" mexicana, la gran víctima en sus derechos y en su integridad de esta violencia.

El poeta, convertido sin duda el más duro crítico de Calderón, señala que el MPJD es la "reserva moral del país" por la capacidad que ha tenido en sus dieciocho meses de trayectoria para visibilizar y dignificar a las víctimas de la violencia, los débiles, los primeros sujetos de derechos humanos en México y en cualquier país. El texto está magníficamente escrito pero me animé a postearlo por una razón, uno de los argumentos de Sicilia que ya salió en nuestras lecturas: el de la desmesura.

Hace un par de semanas leyendo fragmentos de "El político y el científico" Max Weber señalaba que el problema ético de la política estaba precisamente determinado por el "uso de la violencia legítima". Decía que las tres cualidades más importantes del político eran "pasión, sentido de responsabilidad y mesura" (pg. 153), justo la que echa de menos Sicilia en Calderón. Weber hablaba de que la política es complicada porque debe equilibrar "la pasión ardiente y la mesurada frialdad" al ser ejercida.

En hora de balances y saldos el presidente de México ha apelado y apelará sin duda a que combatir al crimen organizado de la forma en que lo hizo fue una decisión ética. Puede que no distinga si se posicionó ante el problema desde una ética de la convicción o desde una de la responsabilidad, la que tiene en cuenta las consecuencias de la acción del gobernante, pero lo que es claro es que Sicilia y el movimiento de las víctimas no aprecian en su comportamiento ningún tipo de "mesura".

Si concordamos con Weber en que la violencia es "el medio decisivo de la política" sin duda Calderón encontrará su justificación moral. Pero probablemente desde el bando contrario jamás, jamás, se dejará de ver su comportamiento como gobernante como un exceso, un medio injustificable para salvar a México de un problema de seguridad pública que tiene múltiples caras pero en ningún caso una única solución militar, la privilegiada. Calderón creyó que su violencia era legítima, las víctimas lo han pagado caro y se lo están haciendo saber. Sus derechos subjetivos fueron pisoteados por un planteamiento que políticamente pudo partir de la pasión, pero en absoluto de la mesura.

Este día incluso la sociedad civil ajusta cuentas y refiere abusos a derechos fundamentales inadmisibles. El mandatario enarbola sus justificaciones. Estamos ante un dilema moral de difícil solución pero desde la perspectiva de los derechos humanos creo que debemos afirmar que la "guerra" contra el crimen organizado, en la forma en que la conocemos en México, jamás debió haber sucedido.

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