Juan Francisco Sicilia era un joven de 24 años que fue asesinado junto con seis más el pasado 28 de marzo en Temixco, estado de Morelos. Era el hijo de Javier Sicilia, un poeta que ha decidido callar y no volver a escribir poemas hasta que México no recupere la dignidad. Hoy miles de personas se han concentrado en Cuernavaca y otras ciudades del mundo para repudiar la violencia criminal que hay en el país y exigir su fin (@mxhastalamadre).
El presidente Felipe Calderón mantiene su discurso: estoy dispuesto a variar de estrategia contra los cárteles. Sin embargo no la ha movido ni un ápice, no reacciona. La mantiene con el mismo discurso, el de la inevitabilidad; con el mismo método, las armas del Ejército; y con el mismo propósito, aniquilar a las organizaciones criminales.
México está cansado, Javier Sicilia también. Su voz articula un grito desesperado que se va a oír más fuerte estos días. No se ve el fin, parece que estamos ante el comienzo de una "revolución de los jazmines" a la mexicana, o una "revolución de los tamales", o un grito desesperado que sale desde el corazón pero que debemos esforzarnos por hacerlo racional, limpio y respetuoso con los derechos humanos de todos, incluyendo si cabe los de los asesinos. No hay reto mayor en el México de hoy, un país que llora, un pueblo herido.
miércoles, 6 de abril de 2011
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