lunes, 15 de marzo de 2010

Delibes, en las dos orillas

Desamparo y frustración. Esos fueron los sentimientos que me asaltaron el 12 de marzo pasado cuando, tras saber de la muerte de Miguel Delibes en Vallalodid, me aboqué a buscar reacciones al deceso entre escritores mexicanos. Quemé mi agenda de contactos y el resultado fue penoso: hubo quien me dijo que no le conocía bien, otros no me contestaron, como si se tratara de una muerte más, y algunos abiertamente me dijeron que no les gustaba lo que escribía.

De todos los testimonios el que más me emocionó fue el de un poeta mexicano multipremiado, importantísimo, quien reconoció que lo conocía "muy mal". Admitía que le había gustado todo lo que había leído de él pero señalaba que era poco, y no se atrevió a hablar de su pérdida. "Siento muchísimo la muerte de Delibes y siento mucho no poder estar a la altura con un comentario", señaló el insigne poeta. Su postura me pareció incontestable y no insistí.

No me ofusqué con la derrota periodística. Quedé conforme con haber reconfirmado que Delibes tendrá un sentido homenaje en la próxima Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) pero a la vez desolado por que un autor como Delibes sea tan poco conocido en México. La razón, la de siempre: hay ciertos libros que no cruzan bien las aguas del Atlántico, sobre todo de Latinoamérica hacia Europa. Son dos universos literarios diferentes que, ciertamente, algunos escritores cruzan, pero no siempre los mejores ni los más necesarios.

Hoy me topé con un texto de Antonio Muñoz Molina, escrito seguramente en un campus de América, titulado "Delibes, a lo lejos" (Babelia, 20 de marzo de 2010). No tiene desperdicio. Es soberbio y establece quizás una comparación que puede abrir las puertas de México al escritor castellano: "de quien está cerca Miguel Delibes en 'El camino', en 'Las ratas', en 'Diario de un cazador', en 'La mortaja' es de Juan Rulfo y de su aspereza alucinada". Ojalá lo lean muchos para facilitar el tránsito de un autor español imprescindible a este lado del Atlántico, aunque se a título póstumo.

martes, 9 de marzo de 2010

Celebrando a ambos lados del Atlántico

El año 2010 es uno particularmente significado para los países de América Latina. Muchos de ellos comenzaron hace doscientos años la independencia y lo están recordando. Para variar, los líderes de la región en general han optado más por el fasto, la grandilocuencia y el adorno que por promover visiones críticas. Sin embargo hay textos interesantes.

Jorge Volpi sugiere un recorrido de cuatro consideraciones, literaria, histórica, por la democracias en su momento actual y por la posible configuración subcontinental en el año 2110 en "El insomnio de Bolívar", un libro prometedor y galardonado con el Premio Debate Casa de América 2009.

Hay ejercicios más modestos como "Camino a Baján", de Jean Meyer, una novela hasta cierto punto fallida en su carátula de ficción pero con documentos y referencias históricas interesantes del historiador del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE).

En general, más que atender a los eventos que se preparan, que tienden a lo espectacular y están orientados al consumo, busquemos esta otra vertiente mucho más nombre de la historia y sus explicaciones. No estamos en tiempo de ajustes de cuentas pero sí de reconocer el origen de las afinidades, la belleza de una lengua que une, el reto del entendimiento y, por encima de todo, del respeto a las diferencias que existen entre los pueblos.

lunes, 8 de marzo de 2010

Dilema papal

Supuestos hijos de Marcial Maciel (1920-2008) han emprendido en México una tarea difícil. Denunciaron públicamente que fueron abusados por su padre, ya fallecido, y responsabilizan a los Legionarios de Cristo, de no haberles compensado por ello. Es un momento complicado, un caso deligado para una congregación que fue de las preferidas de Juan Pablo II y que el actual papa, Benedicto XVI, vigila con lupa.
Un grupo de especialistas cree que el caso que afecta a representa un enorme reto para Benedicto XVI que, de no ser resuelto adecuadamente, podría ensuciar su papado, dijeron varios especialistas en la congregación.

El sociólogo mexicano Fernando González, del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), considera que en 2006 Benedicto XVI intentó hacer de Marcial Maciel "una especie de tumor perfectamente recortable" para "dejar incólume a la Legión de Cristo", algo que fracasó con la aparición de los supuestos hijos del fundador. José Raúl y Omar González Lara, explicaron la semana pasada que Maciel abusó de ellos "durante ocho años" cuando eran pequeños, una vuelta de tuerca más a un caso que ha ganado en presión y complejidad con el paso de los años.

González cree que Benedicto XVI es "uno de los cómplices mayores" de la congregación pero "puede quedar como un héroe" si tiene éxito haciendo una labor parecida a la realizada en Irlanda. En ese país el año pasado quedó asentado en dos informes oficiales, el Ryan y el Murphy, que en los últimos 70 años centenares de niños sufrieron abusos sexuales por parte de sacerdotes irlandeses, sobre todo en la archidiócesis de Dublín desde 1975 a 2004. Ante los Legionarios de Cristo el Papa debe "calcular si tiene que hacer una cirugía mayor", como e Irlanda, e ir "hacia una tolerancia cero", u optar por otras medidas como la disolución, la destitución del actual director general, Álvaro Corcuera y sus más cercanos, o la puesta al frente de la orden de un superior de otra. Según González lo más difícil para el jerarca católico será no destapar "toda la complicidad de las instancias vaticanas desde 1948", algo que alcanzaría a "obispos y cardenales" de organismos como la Sagrada Congregación de Religiosos, la Sagrada Congregación de la Fe, y la Secretaría de Estado

Las denuncias e investigaciones internas ordenadas por el Vaticano se remontan a los años cincuenta del siglo pasado, cuando un grupo de ex seminaristas confesó que habían sido abusados por Maciel. Uno de ellos, José Barba, catedrático del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), explicó recientemente que la inacción vaticana y el ocultamiento urdido desde la congregación impidieron todos estos años "que se haga justicia" y posibilitaron "que mucha gente desilusionada vaya desertando de la orden", fundada en México en 1941. "La gente nunca quiso pensar en que fuera posible que Marcial Maciel fuera un pederasta que sometiera a abusos sexuales a sus propios hijos", agregó en relación con la más reciente revelación.

Para Barba los Legionarios son hoy víctimas de la "soberbia institucional" que han mostrado todos estos años acallando a quienes denunciaron los abusos e intentando desacreditarles. Desde julio pasado cinco obispos han comenzado una inspección del sistema formativo, funcionamiento, de los estados financieros y otros aspectos internos cuya labor está próxima a concluir y que dejará en manos del papa Benedicto XVI el futuro de los Legionarios.

Otra fuente que coincide con las anteriores es el escritor estadounidense Jason Berry, coautor del libro "Votos de silencio. El abuso de poder durante el papado de Juan Pablo II" (2004), el problema del actual Papa es que los Legionarios de Cristo son "una máquina de hacer dinero". Ello hace muy compleja una posible solución porque las decisiones "tienen que ver con propiedades, dinero, líneas de autoridad y toda una historia de cómo la gente (en la congregación) ha sido entrenada", probablemente para el silencio y la ocultación de los abusos del fundador.
Al papa Benedicto XVI Berry le considera "un fundamentalista moral" que tiene ante sí una difícil decisión "política" y "de poder" en la que se juega su futuro una congregación con 800 sacerdotes y 2.600 seminaristas repartidos por dieciocho países.
"No quiero decir que fracasará, espero que no, pero este es un asunto enormemente complejo. La Legión está corrupta y (...) si no termina con la orden como está, y diseña un mecanismo para desmantelarla, seguirá generando escándalos y ello ensuciará su papado hasta el día que muera".

viernes, 5 de marzo de 2010

"La noche de los tiempos" de Antonio Muñoz Molina

Una historia dentro de la Historia. Así se resume un libro más de Antonio Muñoz Molina que está enmarcado en la Guerra Civil española. Es una novela con chispazos, muchos, de historia, con detalles de los que no se escriben en los libros de texto que estudiamos pero están ahí y en muchos casos son fundamentales para comprender lo que sucedió aquellos años.

El autor nos presenta las guerras civiles como una especie de fantasmas que llegan y toman a la población por sorpresa, incapaces de creer que el temor puede instalarse de la noche a la mañana en un país y la normalidad convertirse en algo remoto. La gran conquista de la sociedad española en democracia es el Estado del bienestar pero de algún modo se puede leer en narraciones como "La noche de los tiempos" que nada es definitivo en ningún momento ni sociedad de la historia.

El protagonista, el arquitecto socialista Ignacio Abel, intuye pero no actúa ante la posible guerra que parece estar formándose. Está inquieto a lo largo de la novela, muchos personajes como el propio Juan Negrín, o Manuel Azaña, o José Bergamín, lo están. José Moreno Villa, un secundario en la Historia, es otro de los motores de esta narración, otro de los que presienten una tensión inminente que se desbordará y arrasará con la normalidad española para siempre. Es curioso cómo aquella guerra abrió una herida tan difícil de cerrar, en momentos cuando Baltasar Garzón está a las puertas de ser recusado; o cuando el Gobierno impulsa una ley de la memoria histórica que se ha quedado lejos de restañar heridas y de hacer del pasado algo más de todos los españoles.

En la Historia en mayúsculas Muñoz Molina ensarta otra, la de una infidelidad, un amor prohibido pero sincero, poco duradero, desgarrado más por los maletendidos, por la pasión desbordada, la imprudencia, la expectativa, como todos los amores y los amantes, que por los hechos. Éstos acabarán imponiéndose...

A pesar de la extraordinaria narrativa del autor, no dejó de parecerme un libro algo forzado, que pretendía contar detalles de la Guerra Civil y de otra historia juntos, pero sin que casaran como debían... De las obras del autor, una de las que me han decepcionado un poco.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Marcial Maciel abusó de sus hijos

Los cimientos de una importante congregación religiosa, los Legionarios de Cristo, quedaron sacudidos hoy con un golpe similar al del terremoto ocurrido a fines del mes pasado en Chile. Dos hijos de Marcial Maciel, fundador de la congregación, acusaron a su padre de haber abusado sexualmente de ellos. Públicamente lo dieron a conocer a pocas semanas de que el Vaticano haga público un informe sobre la congregación, muy poderosa y con presencia en más de una decena de países.

En España se dice que Ana Botella, esposa de José María Aznar, simpatiza con la organización. En México la Universidad Anáhuac es uno de sus centros más prominentes. Los intereses de la congregación están en juego y será interesante ver si la autocrítica hace por fin su aparición en las filas vaticanas. Es cuestión de pocos días y quizás acusaciones tan graves como la de hoy precipiten los acontencimientos.

Encomiable fue el modo en que el asunto fue presentado, con la periodista Carmen Aristegui a la cabeza. También llama la atención la valentía de las víctimas, que han destapado una cloaca de la que emana una pestilencia como en pocas ocasiones se ha sentido en la maltrecha Iglesia católica en los últimos años. La religión es cuestión de Dios y de creencias, seguramente, no tanto de entes intermedios, congregaciones, jerarcas, grupos de poder o presión. Sorprende el silencio de los Legionarios y su falta de reacción ante acusaciones tan graves que los ponen al borde de la disolución. La herencia de Maciel no fue obra de Dios sino puro engendro del mal.

martes, 2 de marzo de 2010

Ideas contra palabras

Para E.A.

El periodismo es una profesión simple, sirve para comunicar entre personas ideas a través de palabras. El buen periodismo es algo más: es acertar en la elección de las palabras justas para trasladar las emociones del momento o la persona que pronuncia unas palabras que sin el medio dejarían de ser escuchadas, atendidas o conocidas.

Una historia compleja, como el reciente terremoto en Chile, puede quedar condicionada por palabras como "saqueo", "desesperación" o "insolidaridad" si se cargan las tintas, o se repite en exceso la historia con esas claves nada más. Hay otros términos, "esfuerzo", "esperanza", "unión", que pueden generar otra idea de lo que está ocurriendo en una zona sacudida con violencia y sumida en el "caos" o el "dolor", otras presencias ante esa noticia.

En los últimos meses en México se habla de la "guerra" contra el narcotráfico sin entender que guerra, lo que se dice GUERRA, es otra cosa distinta a un despliegue de fuerzas militares. Se habla de crímenes como suma, de sangre como multiplicación, de seguridad como resta y de desesperación como división. Es la aritmética de un México en apuros, con problemas, pero también una visión parcial, tendenciosa...

Es importante usar las palabras con su cadencia propia, darlas en la dosis justa, hacer entender lo que sucede con claridad y sin relatos recargados que sirven más al ego de quien escribe. No pesan igual "guerra" o "conflicto"; "amor" y "cariño"; "traición" o "muerte"... No es lo mismo "gozar" que "sentir", "discutir" que "pelear", "gemir" que "gritar", o "querer" que "desear". Mi reto diario es elegir la palabra con la cadencia justa, una profesión, una vida, una actividad que me entusiasma y que es el periodismo.