sábado, 26 de diciembre de 2009

Ian McEwan: "On Chesil beach"

En mayo del pasado encontré una hermosa edición de "On Chesil beach" en una pequeña librería de Miami (Doubleday 2007). La portada muestra una hermosa playa en un atardecer plomizo, y a una mujer de espaldas, caminando a lo lejos. El paisaje y el momento invitan a la lectura.

Hace unos días vi en el cine, que se ha convertido en un raro privilegio para mí con una pequeña de casi dos años en casa, "Los abrazos rotos" de Pedro Almodóvar. También en el caso de esa película una foto de una playa de Lanzarote es protagonista de la cinta, casi tanto como los personajes. Las playas son lugares extraordinarios, quizas espacios despreciados en estos tiempos donde seguramente se haya decidido tantas veces el destino de los amantes.

"On Chesil beach" es una novela sobre un joven matrimonio. Es una novela institucional desde el punto de vista del matrimonio, que juega un papel clave en ella. Es un libro sexual, donde la entrega plena a un ser amado se convierte en un momento irrepetible, crucial para una pareja disímil. También es, y ahí quiero detenerme sobre todo, una novela que refleja la difícil coexistencia de dos mundos, el de la música y la creación, y el del hombre común, sin excesivas aspiraciones, que busca la felicidad en lo material, en un paisaje hermoso, una buena comida, una mujer o un hombre entregados, un momento luminoso que pasará y al que quién sabe si sigan otros.

Una vez conviví hace muchos años conocí y admiré a una mujer dedicada a la música. Manejaba otros tiempos y prioridades, alejados de la felicidad inmediata y asible. Eran largas horas de ensayos, de soledad, de exigencia al máximo nivel. Años más tarde supe que su vida giró plenamente en torno a eso, tanto que casi fue un milagro que se casara y tuviera un hijo. Lo consiguió después de un tiempo de silencio, sin componer, sin entragar su alma a la música, como hace Florence en la novela de McEwan. Siempre creí que las mujeres y hombres de la música estaban envueltos en un mundo de admiraciones pero también de sacrificios difíciles de compartir si no se conocen. Es difícil convivir con ellos pero en el fondo siguen siendo personas que a menudo se pierden en la genialidad. No les cuesta tanto despegar del mundo material y entrar en el otro, seguramente sea por eso que rompen los esquemas cotidianos de quienes somos más prosaicos.

En Chesil los protagonistas serán ellos mismos, sin convencionalismos institucionales. Entenderán el sexo de distinta manera, la vida será distinta para cada uno de ellos, que supuestamente se aman por encima de sus diferencias y de las reglas que otros dictan y que todos cumplimos. No es fácil ser un animal social, sobre todo cuando uno se da cuenta de que muchos de los modos que seguimos son inercias, no elecciones personales puras, sea de una persona, de una vocación, de una vida propia, única e irrepetible.

martes, 22 de diciembre de 2009

Fin de la paz en Paraíso

Pasada la medianoche de hoy en el municipio de Paraíso, estado de Tabasco, un comando armado del que poco se sabe entró en la casa de Irma Córdova y la acribilló. Siguió con su cuñada Josefa, y con dos jóvenes, Yolidabey, de 22 años, y Benito, de 28. Todas las víctimas tenían algo en común: eran parientes de Melquisedet Angulo Córdova, un marino de Fuerzas Especiales que la semana pasada fue abatido en un enfrentamiento con el narcotraficante Arturo Beltrán Leyva y seis de sus escoltas en la ciudad de Cuernavaca.

El ataque de hoy es una esperada venganza del crimen organizado contra la Marina y demás fuerzas del Estado mexicano que se están empleando a fondo contra el crimen organizado. Es violencia irracional, indiscriminada, un homicidio doloso contra las víctimas de la violencia. Es difícil de entender qué móvil puede haber en el ataque a una madre que acaba de perder a su hijo, quien es enterrado con honores. Ella sintió una profunda pena, inexplicable, inabarcable, que apenas le duró unas horas, las que los sicarios tardaron en dar con ella y colarse en su casa.

México se rebelaba a comienzos de este año contra los funcionarios estadounidenses que hablaban de que podía ser un Estado fallido. Sin embargo los delincuentes han vuelto a ganar la espalda a la autoridad y clavado, de nuevo, el puñal donde más duele, en una herida que sangraba. Escucho a los políticos y me parece un sinsentido lo que dicen: que si el peso de la ley caerá sobre los responsables; que se está investigando; que no habrá impunidad... Son palabras bienintencionadas pero que suenan muy lejanas, falta de compromiso quizás.

En pocos días las nuevas muertes se habrán confundido y olvidado con muchas otras más. Este no es país para víctimas. El Estado está, pero se ausenta, le embarga la pena pero hay dudas de que la estrategia sea la correcta. Hay un desgaste brutal que será difícil de aguantar. Los políticos repiten sus discursos, los civiles mueren. Es la brutalidad, la barbarie, la sinrazón de un país que aún no ha logrado, ni en esto tan básico, ponerse de acuerdo.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Benedetti remembered

Hay actos más o menos sentidos, más o menos simbólicos, pero el dedicado al poeta uruguayo Mario Benedetti en la XXIII Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) tuvo todo el sentido del mundo por cómo se hizo y quiénes lo protagonizaron. Se celebró en el Salón "Juan Rulfo" de la Expo Guadalajara. Un actor mexicano subió al estrado y dio la palabra a treinta lectores de Benedetti. Habían sido seleccionados por una carta (¡aún se escriben cartas!) que habían enviado a la FIL donde explicaban cómo les había impactado el autor en su vida.

De ese grupo fueron seleccionados treinta lectores de poemas que hicieron eso, elegir el que más les había gustado y leerlo. Fue un acto simple, sin jerarquías, a la altura de un gran escritor que creía que la poesía, además de ser literatura, tenía la virtud de poder mover conciencias y hacer que los hombres fuéramos un poco más humanos.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

La pretendida "pureza" de la lengua española

Comí hace tres días con varios escritores leoneses invitados a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL). Hablamos un rato sobre la ofensa que hasta cierto punto representa en México decir que en Castilla y León se habla "el español más puro". Luis Mateo Diez, Juan Pedro Aparicio, José María Merino y Alfonso García se rebelaban contra tal concepto, que había aparecido en un vídeo promocional de corte turístico que ensalzaba a Castilla y León frente a otras alternativas en España y, supongo, el resto de Europa.

Los escritores, todos ellos amigos, han pasado varios días en México mezclándose entre autores de esta parte del mundo, visitando escuelas, charlando con jóvenes, periodistas y organizadores de la FIL. Se les veía entusiasmados con otra forma de vivir y usar el español, admirados de giros, atentos a inflexiones, usos y las mil circunstancias que hacen distinta el habla de un leonés de la de un mexicano.

Un periodista mexicano, Víctor Nuñez Jaime, ganador del Premio de Periodismo Cultural "Fernando Benítez" les contaba el meollo de una historia que escribió hace meses, "El derecho a llamarse Doni Zänä", un nombre indígena que significa "Flor de luna". A los académicos se les ponían los ojos grandes. Interrogaban, se admiraban, querían conocer más de cómo es usado el español en México.

Este es el país del español, uno más de los que rebasaron hace siglos por los cuatro costados el concepto más estrecho de "castellano". No hay quien crea aquí en la pureza de la lengua, más bien en su condición impura y arrabalera, capaz de cambiar de barrio a barrio, de una ciudad a otra, capaz de modificarse y variar, con esos cambios vistos como pequeños misterios que a hay que sentir, no que explicar. El español americano es vivo e incuestionable. Puede desplazar a otras lenguas autóctonas, ser usado para discriminar, para separar, para marginar a quien lo ignora... Es una lengua distinta a la que se habla en España, menos "pura", quizás, pero más abierta, más libre y más emocionante que la que se encierra en los estrechos límites de una frontera convencional o una geografía mental de bajos vuelos. Me dio gusto saber que Merino, Aparicio, Diez y García pensaban lo mismo.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Feria del Libro "sobrecogedora"

La XXIII Feria del Libro de Guadalajara cerró ayer sus puertas presa de su éxito. Si hay un pero que ponerle es básicamente que cada vez es más difícil caminar por el recinto, abarrotado de gente, o encontrar un libro en los estantes, revueltos, ordenados con mínimos más que nada porque es difícil abarcar todo. Es una fiesta de los libros que en los últimos años ha cobrado tal fama que se ha convertido en un evento masivo.

Que eso sea bueno o malo para su futuro es difícil de predecir. Las actividades de este año fueron las de siempre, premios, homenajes, presentaciones de libros, pero adornadas con un puñado de novedades: una venta nocturna con descuentos; un homenaje a Mario Benedetti con sus lectores jóvenes como protagonistas; promotores de libros fantásticos, uno procedente de Colombia que era un niño de la calle y ahora arrastra un carrito lleno de libros, otro venido del desierto... Un misterio de donde salen, pero existen gracias a los libros.

Hay quien gusta de medir el éxito de la FIL por la cantidad de premios Nobel de Literatura que hay sentados en la Presidencia el día de la inauguración. A mi modo de ver nada más desacertado. La gracia del encuentro está en lo que no se ve claro, en lo que hay que buscar en los rincones, fuera de foto. Orhan Pamuk paseó solo, sin guardaespaldas una mañana. Lo mismo hizo Vladimir Sorokin, algo impensable en su país. ¿Qué sentirían los escritores proscritos? ¿Qué les da la fama? Rodeados de lectores pero a la vez anónimos para tantos de ellos, ¿puede existir mayor placer para un autor que vivir en la realidad como si fueran personajes de ficción?...