Ciudad de México es un lugar inmenso. Hoy tristemente apenas un centenar de personas asistieron al IV Encuentro de Lenguas en Peligro organizado en la capital mexicana. Fueron cuatro ponentes de Argentina, Brasil, Chile y México que, cada uno con sus sociedades como referencia, hablaron de un drama común: la desaparición de lenguas indígenas.
Contaron cómo hay lenguas en el mundo habladas por una o dos personas. Más que "hablantes" eran "reconocedores" de las mismas, gente capacitada para entenderla, pero incapaz de utilizarlas porque las lenguas usadas por tan poca gente pierden su sentido social, su función comunicativa para una comunidad.
Aprendí que en México prefieren no hablar de "lengua" sino de familias lingüísticas ya que de once familias derivan 68 agrupaciones y 364 variantes. En Argentina se niegan a darlas por extinguidas, y en Chile animan a que los hablantes se adueñen de las redes sociales para ayudar a que sobrevivan.
Finalmente en Brasil el especialista Aryon Dall'Igna contó cómo en ese país puede haber en estos momentos entre veinte y treinta grupos indígenas con los que aún no ha entrado en contacto el ser humano "civilizado" y que, en contraste con los que se hacía antaño, expediciones para dar con ellos, ahora se prefiere dejarles vivir en paz, sin interferir en sus vidas. ¿Un nuevo derecho humano? El derecho a no ser perturbado por la civilización, la globalización y sus taras...
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