lunes, 5 de enero de 2009

Rosa María Calaf: "Se avecina un detrimento de la calidad periodística"

Conocí a Rosa María Calaf poco después de su llegada a Asia. Estaba de viaje en Tokio y coincidimos en una cena. Dominó la conversación por su curiosidad con todo lo que había en Japón. Era uno de sus primeros viajes a un país cuadriculado, en las antípodas del estilo de trabajo arrojado y ambicioso de Rosa. Pero se plantó donde hizo falta, sacó tres o cuatro historias y regresó a Hong Kong.
Varias veces más nos hemos visto en Japón y en 2007 coincidimos en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL). Hubo tiempo para un café y para compartir el mal momento que se avecinaba por el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) en ciernes.

Rosa tiene razón, correrla es parte de ese proceso por "eliminar la memoria de la empresa". Los medios públicos españoles tienen sus taras, como los de todo el mundo, pero deben seguir siendo públicos y añadirle a eso altos estándares de calidad. En países como México eso no existe y es una grave carencia para sociedades democráticas emergentes, como esta, privatizadas hasta en lo imposible.

Calaf advierte a los que vivimos del periodismo que "se avecina un detrimento de la calidad porque no le pueden exigir a los que trabajan en pésimas condiciones capacidad de reflexión, de preparación, de estudio..." (entrevista con Virginia Ródenas, ABC 29 de diciembre de 2008, pg. 48). La reflexión forma parte de otra: "Cuando la noticia se convierte en mercancía que tiene que ver con la cuenta de resultados lo que importan son los beneficios, no la verdad". Raro es el medio de comunicación que no ha absorbido la lógica del beneficio por encima de los principios esenciales de la profesión. Lo dicho, malos tiempos se avecinan...

Peores sin la Calaf. Dice que el periodista es "un intermediario entre la realidad y la sociedad", pero a menudo vamos de protagonistas. La obligación del periodista sigue siendo la de "formar una opinión pública sana", capaz de contrastar ideas y tomar decisiones. La ex corresponsal de TVE en medio mundo teme que se afiance la idea de que la información es una mercancía más, que es mejor tener consumidores que ciudadanos. Hace unos meses en México se logró un trato especial para el libro como objeto de cultura, cuando las lumbreras en la Secretaría de Hacienda lo equiparaban con un zapato. ¿Será que insistimos en preferir una sociedad sin cultura...?

2 comentarios:

Agustín Rivera Ballesteros dijo...

Más que padrísimo post de la Calaf. ¿La comida que disfrusteis estaba karai (picante)?

Victoria Martín dijo...

Pues tiene razón la Calaf... Qué envidia esos periodistas que han vivido la edad dorada de la información, cuando ejercían esa labor de intermediarios con responsabilidad.

Esperemos que sea un bache de transición hacia nuevas formas de periodismo, con la misma calidad aunque diferentes tecnologías.

Gracias Alberto, por compartir la conversación de esa comida a la que nos habríamos apuntado Agustín y yo