Mi última lectura de 2008 ineludiblemente me sirvió para trazar un paralelismo entre Italia y México. Este país terminó el año con más de 5.600 asesinatos, muchos de ellos relacionados con el crimen organizado. Fue el "año terrible", el más violento y el de la "guerra contra el narcotráfico" de Felipe Calderón.
No creo en soluciones mágicas, menos en las que no consideran a la gente y la menosprecian. México no está cambiando todo lo necesario y puede haber abusos de la autoridad legalmente establecida contra la gente. Pero dejar ir a una sociedad entera porque sí, que es el modelo del viejo Partido Revolucionario Institucional (PRI) y del gobierno fallido de Vicente Fox, sería un error mayor aún.
Saviano cuenta en su reportaje periodístico, el mismo que le ha costado la libertad, lo que sucede cuando no se lucha contra la hidra de mil cabezas. Creo que México lo está intentando pero necesitará de mucho coraje social, de más justicia, de menos desigualdad y privilegios para que la acción contra la violencia tenga éxito. En el fondo ¿ante qué estamos? Ante un intento de combatir una de las muchas injusticas que encierra este país en el cual, como dice el tópico, se encierran "muchos Méxicos".
Del libro de Saviano, excelente, recomendable para dar idea de lo que es e implica la criminalidad organizada, me quedo con un momento: Página 300, el drama de una mujer que rindió testimonio contra un "killer" y cuya suerte cambió a partir de entonces porque ni su familia, ni el prometido ni sus otros amigos estuvieron a su altura para valorar el heroísmo y despreciar la violencia de la "Camorra".
martes, 30 de diciembre de 2008
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