El 22 de diciembre de 1997 45 indígenas tzotziles entre los que había mujeres embarazadas y niños, de la comunidad de Las Abejas, fueron asesinados brutalmente en Chiapas. Las Abejas eran un grupo filozapatista pacifista que estaba desplazado por la violencia en el sur de México hasta la comunidad de Acteal, en el municipio de Chenalhó. Tras la matanza se pidieron casi doscientos arrestos, que se fueron concretando sin recabar demasiado en el modo de recabar las pruebas.
Los familiares de los tzotziles asesinados exigieron justicia a un sistema mexicano incapaz de darla. El procesamiento de los inculpados duró años, algunos estuvieron más de diez entre rejas hasta que esta semana la Corte Suprema de México decidió liberar a 20 de ellos porque el proceso fue indebido.
"Aquí sólo se está determinando que a los quejosos no se les siguió un debido proceso, lo cual no equivale en absoluto a un pronunciamiento sobre si, de facto, son o no inocentes”, dijo al razonar su voto en apoyo a las excarcelaciones el ministro José Ramón Cossío. Otros tres le respaldaron y sólo uno se mostró en desacuerdo.
¿Por qué ha generado tanta desazón e indignación el fallo? Primero, porque no repara el nada el crimen pese a que sí corrige una injusticia incubada por el propio sistema penal mexicano, muy deficiente pues a falta de pruebas basa todo el peso de las decisiones en los testimonios. Segundo, porque recuerda de nuevo que los que menos justicia reciben en México son los indígenas. Segundo, por que el Supremo ha admitido que entre los liberados puede haber culpables. El Alto Tribunal no entró a analizar eso. Se centró en conocer si el proceso fue justo, y determinó que no. Tercero, porque el caso Acteal se suma a otros incontables en los que los indígenas son maltratados por un sistema mexicano que no les hace justicia. Jamás se la ha hecho, desde tiempos de Fray Bartolomé de las Casas, ahí están las raíces de la inequidad, la injusticia y la desigualdad.
Valen de muy poco las declaraciones políticas de que, tras lo ocurrido, no se repetirá otro Acteal. Sin embargo no es México país de justicias y esas declaraciones son imposibles de cumplir, irrealizables... Cada día, en cada giro persiste una corrupción que es parte ya ede la cultura política, sangrante, incierta, incapaz de aprender de los errores. Las injusticias se repetirán porque no funciona un edificio institucional que cuenta mucho erigir para que sólo cumpla en partes, en momentos, con ciertos destellos, su cometido ante la sociedad.
sábado, 15 de agosto de 2009
Acteal, culpables libres e inocentes en la cárcel
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