Diego Fernández de Cevallos es un político mexicano que permaneció casi siete meses secuestrado y que hace unos días fue liberado. No doy fechas precisas de la duración ni de su puesta en libertad porque ambas son un misterio. El pasado 20 de diciembre escribí dos notas informativas sobre su liberación, minutos después de que un periodista de Televisa lo hiciera público. El informador desinformaba, o al menos contaba una media verdad. ¿Por qué? Ofrecía detalles de la liberación, que el político estaba bien de salud, pero sólo parciales. Faltaban algunos esenciales: cuándo fue liberdo; por quiénes; se pagó o no un rescate; quiénes le secuestraron; por qué lo hicieron.
Los medios nos lanzamos tras la noticia y se nos dieron con cuentagotas. El "Jefe Diego" no dio detalles y perdonó a los que se lo llevaron. Supuestamente pagó 30 millones de dólares por su libertad. El Gobierno dijo que continuaría una investigación que o no ha existido o no se quiso hacer adrede, y medios de comunicación, como Televisa, expresaron con júbilo que ellos, que impusieron un silencio informativo en el caso, lo levantaban ahora porque había un desenlace, por cierto, positivo.
Pasan los días y comienzan a filtrarse detalles inquietantes del hecho: la liberación se dio el 11 de diciembre, nueve días antes de ser anunciada, un día después de que una terrible explosión en instalaciones de Petróleos Mexicanos (Pemex) en San Martín Texmelucan acabara con la vida de 29 personas, la mitad de ellos menores.
Ninguna autoridad mexicana ha ofrecido información ni aceptado preguntas sobre el hecho. Parece que el mismo presidente de México, Felipe Calderón, calló nueves días la noticia, hasta que a alguien de su entorno, su equipo o su partido, le convino darla. ¿Es este un Estado con mayúsculas o un estadito de pequeños intereses particulares y poderosos, de minoría, que condicionan los de una mayoría engañada, desinformada? ¿Se puede permitir que un secuestro de alto impacto concluya cuando le da la gana al capturado? Estamos en un país de simulaciones y de engaños, donde la verdad se sacrifica frente a otros intereses. La desconfianza cobra valor, da vida, tiene sentido en el México de hoy, medio México.
jueves, 23 de diciembre de 2010
Sin noticias de Diego Fernández de Cevallos
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