El poeta sevillano Luis Cernuda murió en México después de vivir casi diez años en este país. Fue un exiliado tardío, llegado a mediados de los cincuenta después de abandonar España y vivir en Gran Bretaña y en Estados Unidos.
Era un hombre especial, capaz de herir a sus seres más queridos, los que le protegían y le acogieron, los que fueron la familia de este escritor desacomodado, vencido a la poesía y entregado a ella. No fue un escritor prolífico ni con una obra homogénea. Sufrió lo indecible, ausente, introvertido, errante, y al final acomodado en un barrio de Coyacán que es el más andaluz probablemente de los que existen en la capital mexicana.
Antonio Rivero Taravillo buceó en esa vida enigmática y cree que entendió mejor a la persona, al que dice que fue el poeta más admirado por otros durante los últimos cincuenta años.
domingo, 19 de junio de 2011
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