Venía de Algeciras, una ciudad gaditana teñida de negritud e inmigración, salió de España en 1939 y se instaló en México ajeno en el dolor de la Guerra Civil. Formó a generaciones de mexicanos, enderezó las teorías marxistas y enseñó a miles de alumnos en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Adolfo Sánchez Vázquez era un personaje singular, "otro de los nuestros" que se va, me contaba Leonor Sarmiento al teléfono, la exdirectora del Ateneo Español en la capital mexicana.
Un nieto suyo nos confirmó la noticia el viernes. Murió un hombre enamorado de la libertad y de la justicia social. Seguramente la repercusión de su muerte no será tanta en su país de origen como en el México donde dejó huella, profunda y firme.
domingo, 10 de julio de 2011
El filósofo amante de la libertad
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