Este día Carlos Fuentes ha cumplido ochenta años en paz. No se ha dejado ver pero imagino que ha sido feliz y en algún momento de su día se ha sentido un poco nostálgico. Veía fotos suyas por la mañana y me preguntaba qué pensará un hombre que creó un mundo paralelo, plagado de personajes increíbles: Ixca Cienfuegos, Artemio Cruz, Laura Díaz, ...y al mismo tiempo creo al personaje Fuentes, el más acabado de todos.
Le entrevisté una vez, a propósito de "Todas las familias felices", en su casa de San Jerónimo, en las entrañas de "la región más transparente", nombre que ya es ficción porque da miedo esta Ciudad de la Esperanza...
Recuerdo la cordialidad del personaje Fuentes que me recibió, que me hizo esperar un rato en su salón, y repasar/revisar las estanterías con libros del suelo al techo. Ejemplares de The Library of América al lado de ediciones antiguas, perfectamente ordenadas en filas, uno detrás del otro. Era un espacio demasiado ordenado, organizado y canónico para ser cierto.
¿Cómo es Fuentes? Recuerda por la fuerza de su verbo a un gladiador a punto de entrar en la batalla. Suele salir airoso de los embates y se muestra como una roca, contemplativo, memorioso dice su mujer, Silvia, un hombre lleno de energía, afirma Gonzalo Celorio. Yo veo en él fuerza, un mundo de ficciones enorme pero también una pena oculta, muchas, un cierto desapego por la vida, que parece que le puede, que le ha apuñalado. Le dio fama y el respeto de muchos que no le conocen en las distancias cortas, que leyeron su obra pero no pudieron tocar a la persona, sólo la efigie... Es un hombre de carne y hueso, sí, escribe y entiende al ser humano mejor de lo que lo hacemos muchos de nosotros pero me gustaría conocerlo más en su intimidad, en sus debilidades, en la sinceridad auténtica del Fuentes persona, no el personaje. Ojalá un día de éstos se deje... Mientras, todos mis respetos y mi admiración...
martes, 11 de noviembre de 2008
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